Me encuentro en el supermercado y recuerdo algo que quería buscar. Voy con paso decidido hacia los pasillos de perfumería e higiene y empiezo a curiosear entre sus frascos.
He venido convencida de que hoy conseguiré el gel de ducha que vengo deseando, aquel que tiene olor a alegría. Voy abriendo frasco por frasco y los huelo suavemente, unos me empalagan, otros me resultan aburridos, algún aroma me parece triste, otro hasta me provoca dolor de cabeza.
De pronto lo veo, su color verde intenso llama mi atención, lo tomo, lo abro, lo huelo y me convenzo de que ese es el que venía buscando. Su mezcla de aromas cítricos y menta me ha conquistado, a partir de mañana disfrutaré al bañarme con el olor de la alegría!
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